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jueves, 13 de julio de 2017

ESTUDIO HISTORIOGRÁFICO, ETNOGRÁFICO, ANTROPOLÓGICO Y SOCIOLÓGICO DEL ORIGEN DE LA ALASITA EN POTOSÍ.




ESTUDIO HISTORIOGRÁFICO, ETNOGRÁFICO, ANTROPOLÓGICO Y SOCIOLÓGICO DEL ORIGEN DE LA ALASITA EN POTOSÍ.
La alasita es una tradicional celebración que acompañada de una feria muy peculiar, se caracteriza por expenderse ahí, objetos en miniatura. La misma se la realiza en distintas fechas en Bolivia y en gran parte de América del sur.
La fiesta y feria tradicional de la Alasita o de las Alasitas, en Potosí, se remonta y tiene un origen insospechablemente lejano y original. Estando muy relacionada con la cultura prehispánica andina, entre otras influencias posteriores. 
En este estudio vislumbraremos sus orígenes ancestrales, su sincretismo con la época virreinal y republicana y su actual enfoque en el contexto global cultural.
Origen etimológico
La palabra alasita ha suscitado y aun suscita bastante controversia en cuanto a su origen y significado y aún en su forma de escribirla en castellano. Hasta hace poco la palabra “Alasita” se escribía con “c” y no con “s” por ello es común encontrar en varios estudios y textos referentes a la misma, que se escriba como “Alacita” y no “Alasita”.  Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española y el Diccionario de Bolivianismos; “Alasita es: 1. f. Bol. Feria artesanal”.
También se suele nombrarla en plural, con lo que se pronunciaría como: “Alasitas”.
La palabra “Alasita” es con toda probabilidad  un término aimara castellanizado que según Antonio Paredes Candía y Yolanda Bedregal; quiere decir “cómprame” o “compra de mí”,  que en castellano transformado en bolivianismo se pronuncia en plural: “Alasitas”.
Por otra parte según Huáscar I. Vega L.: “La denominación Alacita deriva del verbo aymara alathaña que significa comprar y, alacita equivaldría a cómprame”.
Aunque es probable que la palabra: Alacita o Alasita derive de Alathaña. Es poco probable que signifique “cómprame” pues este concepto mercantil era distinto, sino desconocido al que los aimaras tenían antes de la  llegada de los españoles a América. No existía el concepto actual de compra y venta de productos sino de algo parecido al trueque entre otras costumbres. Mismas que aún se las practica en gran parte de los andes.
También es común y así lo resalta Paredes Candía, pues es común que el populacho denomine a esta celebración y feria como “las Alasas” un término reciente pero muy a menudo utilizado.
Existe también otra transformación en su significado como la que dice “ vamos a la cita” haciendo referencia a ir a la “Alasita” o “Alacita”.
Al respecto Huáscar I. Vega L.  Dice algo curioso:
“Conseguí un dato curioso, fruto del cual elucubré algo que peca hasta de gracioso, pero explica de alguna manera el trastoque del nombre Alacita por Alasita (con letra ese en lugar de ce). Resulta que, según Palza, el marques Juan Contreras de Villarreal se asustó muchísimo cuando oyó que la gente de la ciudad hablaban de "el 24 vamos a Alacita" él entendió "vamos a la cita" y pensó que era un código para complotar y alzarse y producirse otra masacre parecida a la del 28 de septiembre de 1814... Quizá por eso cambiaron el nombre por Alasita con ese, pues es harto conocido la notable diferencia en pronunciación que tiene para los españoles la ese de la ce; de este modo es menos probable la generación de ese error en comprensión”.
Como se ha podido apreciar son varias las opiniones respecto a la naturaleza y origen de la palabra Alasita, baste esta pequeña aclaración para dar una idea general de su significado.
En este estudio nos referiremos como Alasita, por ser de uso general establecido.
Origen de la Alasita en Potosí
En su comienzo la “Alasita” no fue fiesta ni feria, tal cual se conoce actualmente, es más; el mismo denominativo de “Alasitas”, es posible que haya sido adoptado de la “Alasita” tradicional de la ciudad de la Paz. Donde el Ekeko es su gran protagonista. Y aunque tanto en ciudad de la Paz, como en la ciudad de Potosí, esta fiesta tiene en la actualidad mucho en común, su origen en la ciudad de Potosí va más allá, del que se sospecha de manera superficial.
Esta pintoresca fiesta y feria tiene origen en toda la cultura andina, milenios antes de como se la concibe actualmente. En Potosí como en otras regiones tiene origen en la veneración de las sagradas Huacas y las Illas, ritos ancestrales y costumbres que hasta hoy han llegado casi intactas en su esencia, aunque transformadas y adaptadas por el tiempo y las circunstancias.
La inquisición y la extirpación de ídolos en el Perú.
Las noticias más antiguas de estas costumbres y ritos, se los tiene, gracias a cronistas que a partir del siglo XVI, escribieron lo que los incas, quechuas y aimaras les iban relatando acerca de su cultura y su pasado. Al respecto del tema tratado, son invaluables las noticias que nos traen las relaciones, informes y crónicas relacionadas con la denominada campaña de  la “Extirpación de Idolatrías en el Virreinato del Perú” y la inquisición. Que fue una campaña sistemática para averiguar quiénes practicaban estos ritos y costumbres, considerados diabólicos para los religiosos españoles. Así mediante un cuestionario y método estricto, no exenta de engaños, tortura y amedrentamiento; hacían confesar la práctica de estos ritos y sus deidades, a los pobladores  del antiguo Imperio Inca, y no solo para saber quiénes eran considerados o sospechaban de ser herejes, sino;   a cuales, y a que dioses rendían culto y con quienes y cuando lo practicaban.
De aquellas oscuras campañas evangelizadoras, quedaron varios informes, como el famoso y detallado libro de Pablo José de Arriaga, intitulado; “Extirpación de Idolatrías en el Perú” publicado en 1621. En este libro se detalla ciertas costumbres, ritos, que aún hoy se practican, referentes a las Huacas. Y se nombran varios dioses o deidades andinas, a los que se reverenciaba en los andes ancestrales. Y de los que muchos perviven aun hoy.
Las sagradas Huacas.
Las Huacas no tienen una definición exacta de lo que son y no son. Pueden ser objetos materiales, como también objetos y  seres no materiales. Generalmente se las asocia a las montañas, ríos, lagos, caminos, senderos, etc. Que tienen una significación trascendental en la cosmovisión del hombre andino. Pero no solo eso, una Huaca también puede ser un objeto precioso, natural o moldeado por el hombre; como esculturas o figuras que representan seres sobrenaturales, antropomorfos, animales o antepasados humanos convertidos en protectores, o incluso deidades. Así una piedra aparentemente común, puede ser considerada una Huaca, por las características históricas o la forma especial que tenga. En la antigüedad, todos los habitantes de los Andes tenían alguna o varias huacas en sus casas, en sus poblados, en sus territorios. Hasta hoy, esta costumbre ha prevalecido en varias regiones, que junto a las llamadas Illas, tienen mucho en común.
Las Illas.
En los andes se conoce como Illas, a un sinfín de objetos y rituales con significados varios. Así Ludovico Bertonio, en su diccionario; “Vocabulario Aymara”, ofrece la más antigua noticia y significado de la palabra; “Illa”, en la que manifiesta que es: “Cualquier cosa que uno guarda para provisión en su casa, como chuño, maíz, plata, ropa y aun las joyas”.
Enrique Oblitas Poblete, por su parte; en su gran obra “Cultura Callahuaya” sostiene que “Las “Illas”, son amuletos que tienen forma de llamas, ovejas, alpacas, etc., o sea ganado de toda clase, piedras preciosas, raras o de gran tamaño, las monedas antiguas también son Illas, estos amuletos tienen el objetivo de procurar el procreo del ganado, la protección contra el rayo, las enfermedades, el zorro, los cóndores, etc. Las piedras preciosas, pepas grandes de oro, la piedra bezoar obtenida del hígado de los venados, llamas y vicuñas, las piedras obtenidas de los aerolitos, y conchas marinas, son Illas que tienen por objeto llamar la fortuna. Las Illas de plata, son monedas antiguas que se colocan en bolsas de guardar dinero y las cajas fuertes para que atraiga la plata y esta acumularse en cantidades considerables”.
Así pues, estas variadas “Illas”, son el origen de los característicos objetos que se pueden encontrar en una feria tradicional de Alasita.
Como se dijo anteriormente, el origen de esta costumbre no estaba ligado a la fiesta y feria de Alasita, misma que se manifiesta en forma de feria comercial con objetos para adorno entre otras, como se conoce actualmente.
Estos objetos de los que habla Bertonio y Oblitas Poblete, respectivamente, eran objetos que entremezclados de ritos y costumbres especiales, generalmente eran heredados de generación en generación. Obtenidos como regalos, o ya hallados, encontrados, o sustraídos en algunos casos, como resultado de batallas y  guerras, en las que se obtenían estos objetos, o  ya simplemente intercambiados o fabricados por ellos mismos. Otorgados en muchos casos por poderosos sacerdotes, como retribución de algún servicio, etc. Es imposible precisar el origen de procedencia. Sin embargo se sabe que existían lugares sagrados de culto y peregrinaje, a los que se acudía desde los lugares más lejanos de los andes para rendir culto a las Huacas y a las deidades más poderosas. Es probable que en estos sitios se ofrecieran estas “Illas”. Un ejemplo de ello son lugares de culto como Tiahuanaco, entre otros.
Las Illas y objetos en miniatura en casas y la feria de la Alasita en Potosí.
Es común aun hoy ver en los hogares de provincias potosinas, vestigios de esta ancestral costumbre. En lugares especiales de sus casas, ellos guardan este tipo de objetos, no como adornos, sino como “Illas”, así se puede observar además de monolitos; esculturas en piedra y cerámica, monedas antiguas, piedras preciosas y raras, etc., todos en gran parte, se presentan en miniatura, donde destacan los objetos cotidianos de trabajo y los animalitos, encontrándose así; llamitas, baquitas, caballitos, así como diminutas mulas, alpacas, etc., acompañados de pequeños arados, picos y palas; todas de factura pequeña, que  ellos consideran vitales en su cotidiano existir. En ciertas épocas ellos los adornan con mixturas y confetis, realizando las challas tradicionales entre otros rituales.
Esta práctica estaba prohibida en la época de la colonia, como se dijo antes, así que eran escondidas y ocultas a la inquisición y se salvaron a la extirpación de idolatrías practicadas en la dominación española. Así pues, resulta increíble como esta costumbre sobrevivió hasta nuestros tiempos.
Con la llegada de la república, estas prácticas fueran retomadas y adaptadas o simplemente practicada ya abiertamente, lo cierto es que esta volvió más fortalecida. Así se empezaron a distribuir en las fiestas patronales provinciales, estos objetos en miniatura, donde los que adquirían o los llevaban, los hacían bendecir, con la esperanza y creencia de por ejemplo; que al  adquirir una miniatura de algún animal y hacerla bendecir, su ganado se acrecentaría. Esta costumbre pronto llego a los pueblos mestizos y luego a las grandes ciudades, donde los mestizos, también tenían de alguna manera las mismas costumbre y fe religiosa sincrética.
Con el tiempo estos pequeños productos, fueron enriqueciéndose en variedad  para luego ser comercializados, y hasta la gente citadina comenzó a adquirirla. En especial aquellos objetos  concernientes a la labor que realizaban en sus trabajos. Objetos como casas y terrenos en miniatura y hasta ingenios mineros entre otras; relacionadas con la minería en Potosí.
Debe aclararse que estos objetos no se expendían en ferias especiales denominadas Alasitas, como lo es ahora, sino en fiestas patronales, ese es el verdadero origen sincrético de esta costumbre en la ciudad de Potosí. Proveniente de las provincias hasta asentarse en  la ciudad. (Esta fiesta de las Illas y objetos en miniatura en Potosí, está en la actualidad, muy influenciada por la fiesta similar que se la realiza en la ciudad de la Paz, que aunque tienen un origen ancestral común, no son las mismas) No fue sino hasta comienzos del siglo XX, que se comienza a establecer espacios fijos para este tipo de productos, en los que ya no eran tomados exclusivamente como Illas, sino como objetos para adorno y decoración. Poco a poco fueron implementándose otros productos y hasta alimentos y golosinas. Para convertirse al fin, en una feria exclusiva de la miniatura, con lugar fijo para ello. Fijándose fecha como el domingo de Pentecostés para realizarla por uno, dos, tres y luego cuatro domingos seguidos. La fecha cono se advierte, es el de una fiesta religiosa, la de Pentecostés y la de Espíritu, donde es tradición en Potosí, realizar k’oas en esa fecha exclusiva.
Por ello no es del todo coincidencia que en el santuario de Manquiri, también se realice una feria, donde se expenden objetos en miniatura de casas, automóviles, fajos de dinero, títulos profesionales entre otros.
Otra feria de miniaturas se la realiza en la zona de San Juan, para la fiesta de Guadalupe, también en Potosí. En la gran fiesta de San Bartolomé, también se ofrecen este tipo de productos. Y tanto en Manquiri, como en la fiesta de San Bartolomé, ambas en Potosí, se realiza la peculiar costumbre de construir pequeñas casas de piedra, con la gran fe de que la misma, se haga realidad, ya en tamaño natural. Esta costumbre se ve en varias fiestas patronales del departamento de Potosí. Que confirma el verdadero sentido de esta fiesta tradicional de Potosí.
Jose Luis Pérez Coro
Artista, escritor e investigador historiográfico.
Más información visitar el sitio; potosienlahistoria.blogspot.com


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