ESTUDIO HISTORIOGRÁFICO, ETNOGRÁFICO, ANTROPOLÓGICO Y SOCIOLÓGICO DEL ORIGEN DE LA ALASITA EN POTOSÍ.
La alasita es una tradicional
celebración que acompañada de una feria muy peculiar, se caracteriza por
expenderse ahí, objetos en miniatura. La misma se la realiza en distintas
fechas en Bolivia y en gran parte de América del sur.
La fiesta y feria tradicional de
la Alasita o de las Alasitas, en Potosí, se remonta y tiene un origen insospechablemente
lejano y original. Estando muy relacionada con la cultura prehispánica andina,
entre otras influencias posteriores.
En este estudio vislumbraremos
sus orígenes ancestrales, su sincretismo con la época virreinal y republicana y
su actual enfoque en el contexto global cultural.
Origen etimológico
La palabra alasita ha suscitado y
aun suscita bastante controversia en cuanto a su origen y significado y aún en
su forma de escribirla en castellano. Hasta hace poco la palabra “Alasita” se
escribía con “c” y no con “s” por ello es común encontrar en varios estudios y
textos referentes a la misma, que se escriba como “Alacita” y no
“Alasita”. Según el Diccionario de la
Real Academia de la Lengua Española y el Diccionario de Bolivianismos; “Alasita es: 1. f. Bol. Feria artesanal”.
También se suele nombrarla en plural,
con lo que se pronunciaría como: “Alasitas”.
La palabra “Alasita” es con toda
probabilidad un término aimara
castellanizado que según Antonio Paredes Candía y Yolanda Bedregal; quiere decir
“cómprame” o “compra de mí”, que en
castellano transformado en bolivianismo se pronuncia en plural: “Alasitas”.
Por otra parte según Huáscar I.
Vega L.: “La denominación Alacita deriva
del verbo aymara alathaña que significa comprar y, alacita equivaldría a
cómprame”.
Aunque es probable que la
palabra: Alacita o Alasita derive de Alathaña. Es poco probable que signifique
“cómprame” pues este concepto mercantil era distinto, sino desconocido al que
los aimaras tenían antes de la llegada
de los españoles a América. No existía el concepto actual de compra y venta de
productos sino de algo parecido al trueque entre otras costumbres. Mismas que aún
se las practica en gran parte de los andes.
También es común y así lo resalta
Paredes Candía, pues es común que el populacho denomine a esta celebración y
feria como “las Alasas” un término reciente pero muy a menudo utilizado.
Existe también otra
transformación en su significado como la que dice “ vamos a la cita” haciendo
referencia a ir a la “Alasita” o “Alacita”.
Al respecto Huáscar I. Vega L. Dice algo curioso:
“Conseguí un dato curioso, fruto del cual elucubré algo que peca hasta
de gracioso, pero explica de alguna manera el trastoque del nombre Alacita por
Alasita (con letra ese en lugar de ce). Resulta que, según Palza, el marques
Juan Contreras de Villarreal se asustó muchísimo cuando oyó que la gente de la
ciudad hablaban de "el 24 vamos a Alacita" él entendió "vamos a
la cita" y pensó que era un código para complotar y alzarse y producirse
otra masacre parecida a la del 28 de septiembre de 1814... Quizá por eso
cambiaron el nombre por Alasita con ese, pues es harto conocido la notable
diferencia en pronunciación que tiene para los españoles la ese de la ce; de
este modo es menos probable la generación de ese error en comprensión”.
Como se ha podido apreciar son
varias las opiniones respecto a la naturaleza y origen de la palabra Alasita,
baste esta pequeña aclaración para dar una idea general de su significado.
En este estudio nos referiremos
como Alasita, por ser de uso general establecido.
Origen de la Alasita en Potosí
En su comienzo la “Alasita” no
fue fiesta ni feria, tal cual se conoce actualmente, es más; el mismo
denominativo de “Alasitas”, es posible que haya sido adoptado de la “Alasita”
tradicional de la ciudad de la Paz. Donde el Ekeko es su gran protagonista. Y
aunque tanto en ciudad de la Paz, como en la ciudad de Potosí, esta fiesta
tiene en la actualidad mucho en común, su origen en la ciudad de Potosí va más
allá, del que se sospecha de manera superficial.
Esta pintoresca fiesta y feria
tiene origen en toda la cultura andina, milenios antes de como se la concibe
actualmente. En Potosí como en otras regiones tiene origen en la veneración de
las sagradas Huacas y las Illas, ritos ancestrales y costumbres que hasta hoy han
llegado casi intactas en su esencia, aunque transformadas y adaptadas por el
tiempo y las circunstancias.
La inquisición y la extirpación de ídolos en el Perú.
Las noticias más antiguas de
estas costumbres y ritos, se los tiene, gracias a cronistas que a partir del
siglo XVI, escribieron lo que los incas, quechuas y aimaras les iban relatando acerca
de su cultura y su pasado. Al respecto del tema tratado, son invaluables las
noticias que nos traen las relaciones, informes y crónicas relacionadas con la
denominada campaña de la “Extirpación de
Idolatrías en el Virreinato del Perú” y la inquisición. Que fue una campaña sistemática
para averiguar quiénes practicaban estos ritos y costumbres, considerados
diabólicos para los religiosos españoles. Así mediante un cuestionario y método
estricto, no exenta de engaños, tortura y amedrentamiento; hacían confesar la
práctica de estos ritos y sus deidades, a los pobladores del antiguo Imperio Inca, y no solo para
saber quiénes eran considerados o sospechaban de ser herejes, sino; a cuales, y a que dioses rendían culto y con
quienes y cuando lo practicaban.
De aquellas oscuras campañas
evangelizadoras, quedaron varios informes, como el famoso y detallado libro de
Pablo José de Arriaga, intitulado; “Extirpación de Idolatrías en el Perú”
publicado en 1621. En este libro se detalla ciertas costumbres, ritos, que aún
hoy se practican, referentes a las Huacas. Y se nombran varios dioses o
deidades andinas, a los que se reverenciaba en los andes ancestrales. Y de los
que muchos perviven aun hoy.
Las sagradas Huacas.
Las Huacas no tienen una
definición exacta de lo que son y no son. Pueden ser objetos materiales, como
también objetos y seres no materiales.
Generalmente se las asocia a las montañas, ríos, lagos, caminos, senderos, etc.
Que tienen una significación trascendental en la cosmovisión del hombre andino.
Pero no solo eso, una Huaca también puede ser un objeto precioso, natural o
moldeado por el hombre; como esculturas o figuras que representan seres
sobrenaturales, antropomorfos, animales o antepasados humanos convertidos en
protectores, o incluso deidades. Así una piedra aparentemente común, puede ser
considerada una Huaca, por las características históricas o la forma especial
que tenga. En la antigüedad, todos los habitantes de los Andes tenían alguna o
varias huacas en sus casas, en sus poblados, en sus territorios. Hasta hoy,
esta costumbre ha prevalecido en varias regiones, que junto a las llamadas
Illas, tienen mucho en común.
Las Illas.
En los andes se conoce como Illas,
a un sinfín de objetos y rituales con significados varios. Así Ludovico
Bertonio, en su diccionario; “Vocabulario Aymara”, ofrece la más antigua
noticia y significado de la palabra; “Illa”, en la que manifiesta que es: “Cualquier cosa que uno guarda para
provisión en su casa, como chuño, maíz, plata, ropa y aun las joyas”.
Enrique Oblitas Poblete, por su
parte; en su gran obra “Cultura Callahuaya” sostiene que “Las “Illas”, son amuletos que tienen forma de llamas, ovejas, alpacas,
etc., o sea ganado de toda clase, piedras preciosas, raras o de gran tamaño,
las monedas antiguas también son Illas, estos amuletos tienen el objetivo de
procurar el procreo del ganado, la protección contra el rayo, las enfermedades,
el zorro, los cóndores, etc. Las piedras preciosas, pepas grandes de oro, la
piedra bezoar obtenida del hígado de los venados, llamas y vicuñas, las piedras
obtenidas de los aerolitos, y conchas marinas, son Illas que tienen por objeto
llamar la fortuna. Las Illas de plata, son monedas antiguas que se colocan en
bolsas de guardar dinero y las cajas fuertes para que atraiga la plata y esta
acumularse en cantidades considerables”.
Así pues, estas variadas “Illas”,
son el origen de los característicos objetos que se pueden encontrar en una feria
tradicional de Alasita.
Como se dijo anteriormente, el
origen de esta costumbre no estaba ligado a la fiesta y feria de Alasita, misma
que se manifiesta en forma de feria comercial con objetos para adorno entre
otras, como se conoce actualmente.
Estos objetos de los que habla
Bertonio y Oblitas Poblete, respectivamente, eran objetos que entremezclados de
ritos y costumbres especiales, generalmente eran heredados de generación en
generación. Obtenidos como regalos, o ya hallados, encontrados, o sustraídos en
algunos casos, como resultado de batallas y
guerras, en las que se obtenían estos objetos, o ya simplemente intercambiados o fabricados
por ellos mismos. Otorgados en muchos casos por poderosos sacerdotes, como
retribución de algún servicio, etc. Es imposible precisar el origen de
procedencia. Sin embargo se sabe que existían lugares sagrados de culto y
peregrinaje, a los que se acudía desde los lugares más lejanos de los andes
para rendir culto a las Huacas y a las deidades más poderosas. Es probable que
en estos sitios se ofrecieran estas “Illas”. Un ejemplo de ello son lugares de
culto como Tiahuanaco, entre otros.
Las Illas y objetos en miniatura en casas y la feria de la Alasita en
Potosí.
Es común aun hoy ver en los hogares
de provincias potosinas, vestigios de esta ancestral costumbre. En lugares
especiales de sus casas, ellos guardan este tipo de objetos, no como adornos,
sino como “Illas”, así se puede observar además de monolitos; esculturas en
piedra y cerámica, monedas antiguas, piedras preciosas y raras, etc., todos en
gran parte, se presentan en miniatura, donde destacan los objetos cotidianos de
trabajo y los animalitos, encontrándose así; llamitas, baquitas, caballitos,
así como diminutas mulas, alpacas, etc., acompañados de pequeños arados, picos
y palas; todas de factura pequeña, que
ellos consideran vitales en su cotidiano existir. En ciertas épocas
ellos los adornan con mixturas y confetis, realizando las challas tradicionales
entre otros rituales.
Esta práctica estaba prohibida en
la época de la colonia, como se dijo antes, así que eran escondidas y ocultas a
la inquisición y se salvaron a la extirpación de idolatrías practicadas en la
dominación española. Así pues, resulta increíble como esta costumbre sobrevivió
hasta nuestros tiempos.
Con la llegada de la república,
estas prácticas fueran retomadas y adaptadas o simplemente practicada ya
abiertamente, lo cierto es que esta volvió más fortalecida. Así se empezaron a
distribuir en las fiestas patronales provinciales, estos objetos en miniatura,
donde los que adquirían o los llevaban, los hacían bendecir, con la esperanza y
creencia de por ejemplo; que al adquirir
una miniatura de algún animal y hacerla bendecir, su ganado se acrecentaría.
Esta costumbre pronto llego a los pueblos mestizos y luego a las grandes
ciudades, donde los mestizos, también tenían de alguna manera las mismas
costumbre y fe religiosa sincrética.
Con el tiempo estos pequeños
productos, fueron enriqueciéndose en variedad
para luego ser comercializados, y hasta la gente citadina comenzó a
adquirirla. En especial aquellos objetos
concernientes a la labor que realizaban en sus trabajos. Objetos como
casas y terrenos en miniatura y hasta ingenios mineros entre otras;
relacionadas con la minería en Potosí.
Debe aclararse que estos objetos
no se expendían en ferias especiales denominadas Alasitas, como lo es ahora, sino
en fiestas patronales, ese es el verdadero origen sincrético de esta costumbre
en la ciudad de Potosí. Proveniente de las provincias hasta asentarse en la ciudad. (Esta fiesta de las Illas y
objetos en miniatura en Potosí, está en la actualidad, muy influenciada por la
fiesta similar que se la realiza en la ciudad de la Paz, que aunque tienen un
origen ancestral común, no son las mismas) No fue sino hasta comienzos del
siglo XX, que se comienza a establecer espacios fijos para este tipo de
productos, en los que ya no eran tomados exclusivamente como Illas, sino como
objetos para adorno y decoración. Poco a poco fueron implementándose otros
productos y hasta alimentos y golosinas. Para convertirse al fin, en una feria
exclusiva de la miniatura, con lugar fijo para ello. Fijándose fecha como el
domingo de Pentecostés para realizarla por uno, dos, tres y luego cuatro
domingos seguidos. La fecha cono se advierte, es el de una fiesta religiosa, la
de Pentecostés y la de Espíritu, donde es tradición en Potosí, realizar k’oas
en esa fecha exclusiva.
Por ello no es del todo coincidencia
que en el santuario de Manquiri, también se realice una feria, donde se expenden
objetos en miniatura de casas, automóviles, fajos de dinero, títulos profesionales
entre otros.
Otra feria de miniaturas se la
realiza en la zona de San Juan, para la fiesta de Guadalupe, también en Potosí.
En la gran fiesta de San Bartolomé, también se ofrecen este tipo de productos.
Y tanto en Manquiri, como en la fiesta de San Bartolomé, ambas en Potosí, se
realiza la peculiar costumbre de construir pequeñas casas de piedra, con la gran
fe de que la misma, se haga realidad, ya en tamaño natural. Esta costumbre se
ve en varias fiestas patronales del departamento de Potosí. Que confirma el
verdadero sentido de esta fiesta tradicional de Potosí.
Jose Luis Pérez Coro
Artista, escritor e investigador historiográfico.
Más información visitar el sitio;
potosienlahistoria.blogspot.com
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